- Monty Ogden
Español abajo.
In 2014 I came across an article in the New York Times titled “College Classes Use Arts to Brace for Climate Change”. It blew my mind. In it journalist Richard Peréz-Peña profiled Stephanie LeManager, a professor at the University of Oregon and her work studying what she refers to as “the cultures of climate change”. I can remember, months later, probably after reading some horrifying statistics, sitting up in bed and realizing suddenly that I, too, could infuse my teaching with an ecological consciousness.
In the few years since, I have sought to merge my teaching life with my passion for environmental justice. In 2015, I accepted a job teaching at a Quaker school following three years in public education. As I acquainted myself with the SPICES acronym lifted up by so many Quaker schools, I was of course immediately drawn to the ethic of “stewardship”, which felt like an invitation to pursue a new kind of curriculum. Most schools, however, tend to emphasize one value a year. Sitting in Wednesday meeting week after week, I began to feel that once every six years was insufficient. The climate crisis demanded more urgency than that compartmentalized understanding of stewardship allowed. I wanted to better understand how we as teachers might pursue environmental justice through the lens of all six of those values. What, for instance, was the relationship between “peace” and climate change?
At first, identifying opportunities to bring conversations about climate into English class felt puzzling. The work seemed to me unprecedented, the texts that might provide an entryway into the topic hard to come by. With time, however, that perspective began to crumble. While it is tempting for environmentalists to view the crisis as unprecedented in human history, the truth is that there are many stories for us to learn from if we only shift our gaze. In her recent Medium.com article “Climate Change Ain’t the First Existential Threat”, for instance, essayist Mary Annaise Heglar helps us to recognize the powerful examples of the abolitionist and civil rights movement and their lessons for the environmental movement. As I opened myself to a broader understanding of the crisis, I began to see opportunities for learning all around me. Stories of relocation and the loss of culture in the writing of Jhumpa Lahiri, parallels between the violence wrought upon female characters in The Great Gatsby and the exploitation of the supposedly untouched land as described in the final pages of the book, the alteration of historical data in 1984 and the threat of starvation in Wiesel’s Night. My work has been guided by a set of evolving queries I first drafted in 2016:
- What is nature? And how does our conception of nature shape our understanding of stewardship?
- What questions of spiritual crisis and renewal does environmental breakdown provoke?
- What is the relationship between social justice and the environment?
- What is the role of storytelling and communication in addressing climate change?
These guiding questions have helped me to challenge the traditional boundaries of my discipline and to seek out the messy spaces between historically compartmentalized subject areas. That work has been deeply enriched by collaboration. Most recently, former science teacher Evan Cantuh-Hertzler and I embarked on a unit examining Costa Rica’s proposed National Decarbonization Plan, which came out in December and mirrors many of the same goals proposed within the Green New Deal. Given that the Costa Rican government is currently soliciting feedback, revising and ultimately fleshing out this plan, we felt the moment was the perfect opportunity to challenge our students to consider what a “just transition” would require in Costa Rica.
We began the unit by reading the short story “Monarch Blue” by Barbara Litowski, which was the winning submission of Arizona State University’s climate fiction contest. (In past years, I have used the guidelines for that same writing contest when assigning students a climate fiction short story project). We then combined forces with Evan’s 9/10 science class. The final assessment for this unit required students to research a specific demographic from Costa Rican society and then write a fictional narrative from the perspective of an individual representing that demographic. The ultimate goal of those narratives was to articulate that imaginary individual’s questions, concerns and hopes regarding the national plan. Students then performed those narratives during the end of year science fair in the form of a town hall. Each student came up to the microphone in the guise of their character and asked questions of the politicians leading the town hall (played by myself and Evan) and provided recommendations for the plan. In the end, it was one of the highlights of my seven years in the classroom.
Enseñando Literatura con una Conciencia Ecológica
- Monty Ogden
En 2014 me encontré con un artículo en el New York Times titulado “Clases universitarias utilizan artes que se preparen para el Cambio Climático”. Me llevó a un nuevo nivel de conciencia. En él el periodista Richard Pérez-Peña perfiló a Stephanie LeManager, profesora de la Universidad de Oregon y su trabajo estudiando lo que ella se refiere como “las culturas del cambio climático”. Puedo recordar, meses más tarde, probablemente después de leer algunos datos escalofriantes, cómo me incorporé en la cama y de repente me di cuenta de que yo también podría infundir mi enseñanza con una conciencia ecológica.
En los pocos años desde entonces, he tratado de combinar mi vida como profesor con mi pasión por la justicia ambiental. En 2015, acepté un trabajo enseñando en una escuela cuáquera después de tres años en la educación pública. Mientras me familiarizaba con la sigla SPICES enfatizada por tantas escuelas cuáqueras, por supuesto estaba atraído inmediatamente por la ética del “Cuidado del Medio Ambiente”, que sentía como una invitación a seguir un nuevo tipo de plan de estudios. La mayoría de las escuelas, sin embargo, tienden a enfatizar un valor por año. Sentado en la adoración miércoles tras miércoles, empecé a sentir que una vez cada seis años fue insuficiente. La crisis climática exigió más urgencia que ese entendimiento compartimentado del cuidado del medio ambiente permitido. Quería entender mejor la forma en que nosotros como maestros podríamos buscar la justicia ambiental a través de la lente de esos seis valores. Por ejemplo, qué era la relación entre la “paz” y el cambio climático?
Al principio, la identificación de oportunidades para introducir conversaciones sobre el clima en la clase de Inglés sintió enigmática. El trabajo me parecía sin precedentes, los textos que podrían proporcionar una entrada en el tema difíciles de conseguir. Con el transcurso del tiempo, sin embargo, esa perspectiva comenzó a desmoronarse. Si bien es tentador para los ecologistas a ver la crisis como sin precedentes en la historia humana, la verdad es que hay muchas historias de las cuales podemos aprender si sólo cambiamos nuestra mirada. En su reciente artículo desde Medium.com, “El cambio climático no es la primera amenaza existencial”, por ejemplo, ensayista María Annaise Heglar nos ayuda a reconocer los ejemplos poderosos de los movimientos de derechos civiles y de abolicionismo y sus lecciones para el movimiento ambiental. A la vez que me abría a una comprensión más amplia de la crisis, empecé a ver las oportunidades del aprender en todos mis alrededores. Historias de mudanza y de la pérdida de la cultura en la escritura de Jhumpa Lahiri, paralelos entre la violencia desencadenada en personajes femeninos en The Great Gatsby y la explotación de la tierra supuestamente intacta como se describe en las páginas finales del libro, la alteración de los datos históricos en 1984 y la amenaza de hambre en la Noche de Wiesel. Mi trabajo ha sido guiado por un conjunto de interrogantes evolutivos redactado por primera vez en 2016:
- ¿Qué es la naturaleza? Y cómo forma nuestra concepción de la naturaleza nuestra comprensión del cuidado del medio ambiental?
- ¿Cuáles preguntas de crisis espiritual y de renovación provoca la degradación del medio ambiente?
- ¿Qué es la relación entre la justicia social y el medio ambiente?
- ¿Qué es el papel de la narración y la comunicación para abordar el cambio climático?
Estas preguntas como guías me han ayudado a cuestionar los límites tradicionales de mi disciplina y a encontrar los espacios desordenados entre áreas históricamente compartimentadas. Ese trabajo se ha enriquecido profundamente por la colaboración. Más recientemente, el ex profesor de ciencias Evan Cantuh-Hertzler y yo nos embarcamos en una unidad de estudio para examinar la propuesta de Plan Nacional de Descarbonización de Costa Rica, que salió en diciembre y refleja muchas de las mismas metas propuestas en el Green New Deal. Teniendo en cuenta que el gobierno de Costa Rica está solicitando actualmente retroalimentación, revisando y dando contenido a este plan, sentimos que el momento era la oportunidad perfecta para desafiar a nuestros estudiantes a considerar lo que una “transición justa” requeriría en Costa Rica.
Comenzamos la unidad mediante la lectura de la historia corta “Blue Monarch” por Barbara Litowski, que fue la historia ganadora del concurso de ficción climática de Arizona State University. (En los últimos años, he utilizado las directrices para ese mismo concurso de escritura cuando atareo a los estudiantes un proyecto de corto relato de ficción climática.) Luego combinamos fuerzas con la clase 9/10 ciencia de Evan. La evaluación final de esta unidad requirió que los estudiantes investigaran a un específico grupo demográfico de la sociedad costarricense y luego escribieran un relato de ficción desde la perspectiva de un individuo que representa ese grupo demográfico. El objetivo final de estas narrativas fue articular preguntas, inquietudes y esperanzas de ese individuo imaginario con respecto al plan nacional. Luego, los estudiantes presentaron esas narrativas durante la feria de ciencias en forma de una reunión de la comunidad. Cada estudiante se acercó al micrófono en la apariencia de su carácter y pidió preguntas de los líderes políticos del ayuntamiento (desempeñados por mí y Evan) y proporcionó recomendaciones por el plan. Al final, fue uno de los aspectos más destacados de mis siete años en el aula.
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